Límites: Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios. Término, confín, frontera, linde, divisoria, coto, margen, contorno, orilla, periferia, limes, meta, final, fin, tope.
¡Muy bien! Yo creo que esto lo hemos entendido todos, así que será mejor dejarlo aquí. Parece que la palabra límite hoy me limita, al fin y al cabo para eso están los límites, ¿no? Es irónico como una palabra que en realidad tiene tantos significados o se puede extrapolar en otros campos pueda tener ese significado. ¿O tal vez soy yo que le busco siempre la quinta pata al gato por costumbre? ¿Y si en vez de pensar en dónde están los límites pensamos en lo que hay después de ellos?
Los límites te protegen, pero también puede terminar convirtiéndose en una majestuosa jaula forjada de hierro. En cambio, ¿Sabéis quiénes no conocen de límites? ¡La moda y el amor!
Siempre os he dicho que la moda abarca todo tipo de temáticas. La moda es el espejo donde se miran los diseñadores o cualquier artista que se dedique a esta industria y no hay límites. Al fin y al cabo la moda es una manera de expresarse. Y qué decir del amor… simplemente que cuando las cosas se hace con amor siempre salen bien.
¡Hoy es miércoles 14 de febrero, día de los enamorados y día del nuevo post en el blog! Parece que los astros se han alineado. Mi idea principal para hoy era preparar el look perfecto para San Valentin, pero vista la escasez de prendas rojas que he visto se me ha ocurrido algo mejor. De hecho esta propuesta es más de lo mismo y se supone que hoy es un día especial donde las flores, los bombones y las joyas sobretodo no pueden faltar. Llamarme clásica si queréis, pero que sería un San Valentín sin una buena joya!
Es por eso que he pensado que estaría bien recuperar la historia de una joya. La pulsera love de Cartier, también conocida como las esposas del amor. Esta joya ha consigue ser una de las más icónicas de la moda y es la mas importante del mundo en la alta joyería. Su valor varía desde los 5000 hasta los 30000 euros.
La historia de la pulsera love de Cartier
Si hoy en día el diseñador de esta pulsera estuviese vivo, no se si se atrevería a crear una pulsera que necesita un destornillador para abrirse. La idea principal era que solo se podía abrir con ayuda de otra persona por algo se llama la pulsera love de Cartier. Aldo Cipullo diseñó esta pieza en Nueva York en el 1969 y lo hizo en un tiempo en el que las susceptibilidades eran escasas. Las marcas de lujo hacían con el dinero y su talento lo que querían a rienda suelta. Y eso es lo que hizo Cipullo.
El diseñador italiano llegó a Nueva York en 1959; tras estar varios años diseñando joyas en Tiffany&Co y David Weebb y mas tarde fue fichado por Cartier. Trabajó durante cinco años; siendo en sus primeros meses en la firma cuando diseño el Love.
Fue la primera vez que permitieron a un diseñador externo firmar un producto. Se le ocurrió crear una pulsera ovalada para que se pegara lo más posible a la muñeca. Las primeras estaban hechas en plata y oro chapado, pero pronto se realizaron en oro de 16 quilates y, años después, en 1979, llegó la versión en diamantes. Los motivos que la decoran están inspirados en la imagen de unos guerreros que parten hacia la batalla y “encierran” a sus esposas en una especie de cinturón de castidad.
Hasta aquí, la pulsera no tiene mucho de especial. En realidad lo que la hacía especial era la forma de cerrarse: estaba compuesta por dos piezas que se unían con un tornillo para simbolizar la unión de dos amantes.
En los años del flower power y del “haz el amor y no la guerra”. El diseñador quiso inspirarse en el amor y quiso darle un tono de permanencia con ese cierre. En este tornillo minúsculo reside parte de su éxito.
Aldo Cipullo revolucionó la manera de llevar joyas. Uno siempre elige sus joyas en función a la ropa y la ocasión. En casos así optaremos por una ocasión especial siendo una pulsera tan valiosa. No obstante la pulsera love de Cartier estaba hecha para llevarse siempre, en todo tipo de situaciones.
Esta joya se creó para hombres y mujeres y sobretodo para parejas. La idea principal era crear una joya para ambos pero la cosa no queda aquí. No todo el mundo podía adquirir esta joya y no lo digo por el precio sino porque la pulsera no se podía comprar para uno mismo sino para otra persona. Es decir que tenía que ser un regalo.
¿Una locura verdad? Pero no dicen que el amor puede ser una locura, ¿no? Pues por si esto fuera poco como os he contado, la pulsera se cierra con dos tornillos por lo cual se necesita un pequeño destornillador que se vendía con la pulsera y que exigía que fuera la otra persona la que la abriera. Una vez puesta, el destornillador se tiraba, puesto esta pulsera simbolizaba el amor eterno.
Sin lugar a duda la historia de la pulsera Love de Cartier ha sido un mejor tema que un total look rojo. Pese a que el rojo es el color del amor, la pasión y el abanderado de un día tan especial como hoy, creo que se queda corto o más bien debería decir limitado. Porque sino recuerdo mal así hemos empezado el post de hoy.
Hablando de límites, y hoy hemos conocido los límites iniciales de esta joya que hoy ya no existen. Porque hoy en día, cualquiera que tenga el poder adquisitivo para comprarla puede hacerlo, ya no es una joya que haya que regalar a otra persona. Hay muchas leyendas y debates sobre esta pulsera por contar. Amada y también odiada sobretodo si leemos el trasfondo a esta historia. No obstante, hoy nos vamos a quedar con la parte bonita y especial de la historia ya que la ocasión lo requiere.
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¿Qué os ha parecido la historia de la pulsera Love de Cartier?
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¿Me lo contáis?
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